La división global entre una vida más larga y una buena salud

Un estudio global revela que la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de salud sigue creciendo, con más años de vida acompañados de enfermedades

Personas de todo el mundo viven —pero no necesariamente más saludables— una vida más larga, según la investigación de Mayo Clinic. Un estudio con los 183 países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hallado que estos años adicionales de vida están cada vez más asociados con enfermedades.

Esta investigación realizada por los Dr. y Ph. D. Andre Terzic y Armin Garmany registra un aumento de la diferencia entre la esperanza de vida y la esperanza de salud. El artículo está publicado en JAMA Network Open.

«Los datos muestran que las ganancias en longevidad no acompañan los avances equivalentes a una longevidad saludable. A menudo, envejecer significa más años de vida cargados de enfermedades», explica el Dr. Terzic, autor principal del artículo.

 «Esta investigación tiene importantes implicaciones prácticas y políticas, llamando la atención sobre una amenaza creciente para la calidad de la longevidad y la necesidad de reducir la diferencia entre la esperanza de salud y la esperanza de vida.”

El Dr. Terzic es director de la Fundación Marriott Family, del Programa Integral de Medicina Regenerativa Cardíaca del Centro para Bioterapéutica Regenerativa en Mayo Clinic y Profesor de Investigación Cardiovascular en la Fundación Marriott Family en Mayo Clinic.

La diferencia entre esperanza de vida y esperanza de salud en República Dominicana

En República Dominicana, la esperanza de vida ha mostrado un progreso significativo, aumentando de 70,4 años en 2000 a 74,8 años en 2024, de acuerdo con estimaciones de la OPS.

Sin embargo, la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de salud en el país es de 8,84 años, lo que significa que, en promedio, los dominicanos pasan casi nueve años de su vida enfrentando enfermedades o discapacidades que afectan su calidad de vida.

Este indicador refleja el tiempo promedio que las personas viven, pero no necesariamente en condiciones de buena salud. La esperanza de salud, que mide los años vividos de manera activa, funcional y libre de enfermedades graves, no ha crecido de manera proporcional, destacando una brecha cada vez más preocupante entre ambos indicadores.

Entre los factores principales que contribuyen a esta disparidad se encuentran el aumento de enfermedades no transmisibles, como afecciones cardiovasculares, diabetes y cáncer, que representan una carga significativa para el sistema de salud dominicano. Además, la falta de acceso equitativo a servicios de atención médica preventiva y diagnóstica ha limitado las oportunidades de mejorar la calidad de vida de las personas en etapas tempranas de las enfermedades.

Además, el estudio encontró una diferencia del 25% entre hombres y mujeres a nivel mundial. En los 183 países encuestados, las mujeres experimentaron una diferencia de 2,4 años más entre la esperanza de vida y la esperanza de salud que los hombres. Los trastornos neurológicos, musculoesqueléticos, urinarios y del tracto genital han contribuido al aumento de los años de mala salud entre las mujeres.

«El crecimiento global de la diferencia entre la esperanza de salud y la esperanza de vida apunta a la necesidad de una transición acelerada a sistemas de atención proactivos centrados en el bienestar», dice Armin Garmany, autor principal del artículo y estudiante de M.D./Ph.D. en Mayo Clinic Alix School of Medicine y en Mayo Clinic Graduate School of Biomedical Sciences.

«Identificar los factores que contribuyen a la diferencia singular de cada región puede ayudar a basar las intervenciones específicas en la atención a la salud de cada país y región.»

Investigación sobre la esperanza de salud

El equipo de investigación de Mayo Clinic estudió las estadísticas del Observatorio Mundial de la Salud de la OMS. Ese estudio transversal proporcionó datos sobre la esperanza de vida, la esperanza de vida ajustada a la salud, los años vividos con alguna enfermedad y los años de vida perdidos entre los Estados miembros. La diferencia entre la esperanza de salud y la esperanza de vida de cada Estado miembro se calculó restando la esperanza de vida ajustada a la salud de la esperanza de vida.

El equipo de investigación recomienda una investigación adicional de las características demográficas, de salud y económicas para definir mejor los patrones de las enfermedades que están dando forma a las disparidades entre la esperanza de vida y la esperanza de salud.

El financiamiento para el artículo fue proporcionado por la Fundación Marriott Family, por los Institutos Nacionales de Salud y por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales.

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